EN DEFENSA DE LA VIDA

Ante el ataque del marxismo clásico y cultural

Es triste que Guatemala haya registrado casi dos mil embarazos en niñas de 10 a 14 años en el primer semestre de 2020 y que se hayan practicado alrededor de sesenta y cinco mil abortos inducidos por embarazos no planificados. Es un problema que debemos encarar, pero no “despenalizando el aborto”, sino mediante la revalorización de la vida, el matrimonio y la familia, bajo un sistema de gobierno limitado, mercados libres y propiedad privada.

El aborto inducido es un asesinato, es el acto de interrumpir la vida de un ser humano a quien le asiste el derecho natural de nacer. Ya la biología molecular, la embriología médica y la genética han arrojado suficiente luz sobre el preciso instante en que surge la vida: comienza cuando se fusionan dos células reproductoras (masculina y femenina), de lo cual deriva una célula nueva, con material genético diferente, formándose así el cigoto. Por lo tanto, despenalizar el aborto inducido es aprobar el asesinato.

Las izquierdas desde siempre, pero con más fuerza desde Marx y Engels, seguidos por los teóricos del marxismo cultural, han embestido contra el derecho natural a la vida, pero también contra el matrimonio, la familia y la religión cristiana. Saben bien que estos valores e instituciones son los pilares del auténtico capitalismo y que sin ellos ese sistema se queda sin sustento moral.

Curiosamente, algunos defensores del libre mercado coinciden en esto con las izquierdas; debemos estar atentos para no caer en las trampas de ambos. En lugar de atentar contra el bebé, la víctima, debiésemos cargar contra el victimario: el violador y los infames que abusan de aquellas niñas. En lugar de embestir contra ese indefenso ser humano, ocupémonos de formar mejores matrimonios y familias, lo cual será muy difícil sin capitalismo liberal. Conoce más de nuestro proyecto aquí y con tu apoyo hagámoslo realidad, para ti, tu familia y toda Guatemala.