El enemigo común de Dios y de la patria

“Sobre los avances del comunismo en Guatemala”

Abril 02, 2025

El 04 de abril de 1954, hace 71 años, el Arzobispo de Guatemala, Mariano Rossell Arellano, publicaba la Carta Pastoral: Sobre los avances del comunismo en Guatemala. Hoy, a tenor de la Cuaresma y los momentos tan difíciles que vive la Iglesia Católica en su dirección, veo oportuno retomar ciertas ideas, crítica y propuesta al respecto.

La Carta exhortó a los católicos de aquel entonces a “combatir y desbaratar los esfuerzos del comunismo”, esfuerzos sobre los que ya en 1946 había alertado en una Carta Colectiva. Eran ya los años de la Primavera Democrática, del otrora presidente Juan José Arévalo, padre del actual presidente del país.

El comunismo, dice el valiente Arzobispo, es un “lobo cubierto con piel de oveja”, que “utiliza la desigualdad para seducir a los que nada tienen”. Que el comunismo es una doctrina atea, que busca “descristianizar el alma del pueblo”. “Los comunistas llegan hasta presentarse con maneras de buenos católicos, para lograr captar la confianza de la gente sencilla”. Y tenía razón, en aquel entonces y aún ahora: ¿Cuántos gobernantes católicos y muy marianos, pero comunistas, hemos tenido desde entonces?

Aquella carta no libró a Guatemala del enemigo común de Dios y de la patria: el comunismo, pues ya mucho tiempo antes se había sembrado su funesta simiente (semilla, –muy a propósito del oficialismo actual).

El “anticomunismo” del Arzobispo Rossell no fue suficiente y con la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) y su Justicia social se asumió una posición ambigua y “tercerista”, o sea, ni comunismo ni capitalismo, con lo cual se abonó al “anticapitalismo”, tan vigente hoy en día. Termino con esta frase, adaptada al desafío de nuestros tiempos: “Todo católico debe luchar [a favor del capitalismo] por su misma condición de católico” (corchetes míos).