Cambiemos el chip, pero para bien

¿Tendremos el coraje?

En la víspera de la edición 18 del ENADE invito a una autocrítica y lanzo una propuesta a los patrocinadores y buenos empresarios que conforman el sector productivo organizado ampliado de Guatemala.

Desde luego que abrir espacios de diálogo y encuentro, buscar soluciones a los grandes desafíos del país en temas como pobreza, inseguridad, infraestructura, vivienda y desarrollo humano, conocer otras experiencias e intentar influir en la agenda política es válido e incluso necesario.

Pero lo cierto es que el ENADE no ha influido en la dirección correcta. El indicador Doing Business del Banco Mundial muestra que en el período 2004-2020, Guatemala solo ha escalado del puesto 112 al 96 en materia de facilidad para hacer negocios. Las grandes reformas a los problemas de siempre siguen ausentes y las soluciones reales y definitivas no se vislumbran en estos encuentros.

El tema de este año, por ejemplo, es una lectura equivocada del problema: un “Estado digital” bajo este sistema decantará en “estatismo electrónico”, lo cual hace al Estado más eficiente en su voraz usurpación de funciones, libertades y dinero a los guatemaltecos.

Estimados empresarios y patrocinadores del ENADE, abandonemos las falsas soluciones, o las mini-micro soluciones, parciales y graduales. Seamos ambiciosos y conscientes de que “a todo milagro económico precede siempre un milagro político”; revísese la historia reciente de Singapur, Georgia o Nueva Zelanda. La propuesta es apoyar e invertir suficientes recursos económicos en el único proyecto político que plantea un cambio de sistema, la transición al capitalismo liberal, único sistema capaz de crear seguridad primero, justicia de verdad, infraestructura de primer mundo y prosperidad para todos. ¡Cambiemos el chip, pero bien! ¿Tendremos el coraje?